domingo, 15 de mayo de 2016

"El banco suena como un silencio que de pronto se puede comprender. Es la nada juvenil o, mejor dicho, la nada anterior al comienzo, al nacimiento. Quizá la tierra sonaba así en los tiempos blancos de la era glacial.”

Kandinsky

martes, 15 de marzo de 2016

En busca de la felicidad parte 2

-Se fueron todos, el país está vacío, no queda nadie.
-Pero ¿Cómo? ¿Todos? ¿A dónde fueron?
-A todas partes, no queda nadie.
-¿Y la guerra?
-No sé, no hay con quien hacerla, no sé...

viernes, 22 de enero de 2016

Asocio al verano con la luz del sol a traves de la lona, tapando el vidrio de la puerta en casa de mis abuelos

sábado, 9 de enero de 2016

Circulan muchas leyendas sobre las estatuas ecuestres, sobre todo las que llevan jinete. Se dice que en la cantidad de cascos que apoya el caballo y en su posición se esconde un código. Si el caballo tiene un casco levantado, el jinete resultó herido en batalla; dos patas al aire indican que murió; tres patas levantadas significan que el jinete se perdió de camino a la batalla; y cuatro patas en el aire quieren decir que el escultor era muy, muy hábil. Cinco patas levantadas indican que probablemente hay al menos otro caballo detrás del que se está mirando, y si el jinete aparece en el suelo con su caballo tendido encima y las cuatro patas al aire, o bien el jinete era un negado para la hípica o bien su caballo tenía muy mal carácter. 



Terry Pratchett- Me vestiré de medianoche

miércoles, 2 de diciembre de 2015

-¿ Y qué es eso?
-Veneno. Pero solo es letal cuando está aburrido, si no, lo puede comer y no pasa nada.
-¿Si está aburrido? ¿Quién? ¿La persona que lo coma?
-No. tonto, el veneno. Por ejemplo, si lo come pensando que es membrillo, seguro lo matará. Para el veneno es muy aburrido ser membrillo. 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

Un sueño en el que narra un caballero

Hacía ya mucho que tenía problemas con un hombre que vivía en la ciudad y era su propósito resolverlos. ¡Ah! Pero lo que le hubiera gustado que estos tiempos fueran otros, tiempos pasados y maravillosos, en los que las cosas se solucionaban con un apretón de manos en lugar de con un puño.
Pero después de todo, él era un caballero, y debía encontrar la forma de terminar con ese asunto noblemente, fueran los tiempos que fueran.

Y por supuesto lo logró.

Después de años de búsqueda encontró aquel objeto, el que era el más sagrado para su pueblo, y lo llevaba consigo a la ciudad.
Lo sagrado no soportaba ningún tipo de oscuridad, por lo que no podría ser mancillado con la negra violencia, y el hombre sabría respetar eso.
Sobre todo viviendo en aquella ciudad, la que existía para dar hospedaje a lo sagrado, que estaba organizada de tal manera que en ella no se proyectaba ni el más leve tono azul de la sombra de una sombra.

Estaba decidido, iría a tocar la puerta de ese hombre y ambos se darían la mano hasta que las ideas de los dos estuvieran puestas en su lugar- pensó.


lunes, 8 de junio de 2015

"Puesto en el patio, el reloj de sol se había transformado en reloj de luna, marcando invertidas horas. La balanza hidrostática servía para comprobar el peso de los gatos; el telescopio pequeño, sacado por el roto cristal de una luceta, permitía ver cosas, en las casas cercanas, que hacían reír equívocamente a Carlos, astrónomo solitario en lo alto de un armario."

El siglo de las luces de Alejo Carpentier

miércoles, 3 de junio de 2015

Sentí como si mis dedos hubiesen rozado la cola de una estrella. Mi piel se
estremeció con el polvo de la posibilidad.


The kiss of deception de Mary E. Pearson

domingo, 24 de mayo de 2015

I can remember standing by the wall, and the guns shot above our heads, and we kissed as though nothing could fall. And the shame was in the other side.

lunes, 18 de mayo de 2015

En Birmania, el despuntar del día se designa como el momento en que 
                                                        "hay bastante luz para ver las venas de la mano"

lunes, 4 de mayo de 2015

Cuento: Parte 1


...


Mi tía era una señora grande y rubia que siempre iba maquillada con delineador celeste y esmalte de uñas rosa bebé. Digo “era” porque esta es la manera en que yo me imaginaba a mi tía. Antes. Si hace un mes alguien me hubiera preguntado “Indi, ¿Cómo es tu tía?” definitivamente hubiera contestado “Es de esas personas que se llevan todas las muestras gratis, por más inútiles que sean.” O algo parecido a eso.

Nunca íbamos a su casa, aunque tengo muchos recuerdos de cuando era chica. Recuerdos de paredes verde celadón, adornos de porcelana y un fuerte perfume a limón. Después solo venía ella, para navidad o para los cumpleaños, y en lugar de regalos nos daba a mi hermano y a mí sobres con plata.
Una vez le trajo a mi papá una caja enorme forrada con papel plateado brillante y un gigante moño azul. Adentro tenía un rollo de papel higiénico. Todavía no estoy segura de si era una broma o no. Era papel higiénico del caro, del que trae dibujitos de perritos en azul y tiene señales de stop para que sepas cuándo tenés que cortarlo.

Ese fin de semana estábamos con mi hermano Apu en su casa porque mis papás se habían ido a …
Nos pasamos la mañana sentados en el sillón color crema, mientras ella regaba las plantas de interior que invadían la casa y nos explicaba cómo se llamaba cada una y para qué podían servir.
La casa seguía igual que siempre. O más bien el living comedor, el resto era para mi territorio inexplorado. Ni siquiera me había parado a pensar en donde se suponía que íbamos a dormir, siempre me había imaginado el piso de arriba como un lugar sin forma al que mi tía iba para traernos caramelos. Quizá tenía una fábrica de caramelos.

Sé que en este momento se deben estar preguntando si es una de esas señoras que tiene muchos gatos. No. Tiene un loro.

A eso de las diez nos llevó con ella al supermercado para comprar galletitas para el te de la tarde. Tardamos un montón porque quiso comprar once latas de puré de tomate, un felpudo para la tapa del inodoro y un paquete de jabón en polvo de seis kilos, solo porque estaban en oferta.

A las doce y treinta y tres minutos estábamos comiendo ñoquis con salsa.

En lo de la tía había televisión pero nunca estaba prendida, y menos a la hora de comer (ya nos había contado que le parecía rarísimo cuando iba a visitar a alguien y estaba siempre con el “aparato” prendido, aunque no lo estuviera viendo). Así que se pasó el almuerzo hablando, siempre con su sonrisa de oreja a oreja que parecía remarcarle todas las arrugas, mientras mi hermano asentía con la cabeza, con la boca llena de comida.

- ¡Bueno, entonces! ¿Qué quieren hacer hoy? Dejame que te sirvo más Apo, ahí tenés el queso.
- Mmm podríamos ver una película- propuse yo.
-¡Yo draje peliculasm!- saltó mi hermano, antes de tragar y seguir hablando. -¡Hay una sobre un tipo que trabaja de guardia nocturno en un museo y cuando el museo cierra las cosas de adentro del museo cobran vida y está buenísimo!
- Y el tema de la película lo hace Mcfly – dije yo. - “Think mi gonna. loose it, loose it, loose it!”- canté mientras subía y bajaba la cabeza.
-¡No, no, no!-dijo mi tía- ¡Pero si el día está hermoso!- (estaba nublado)- ¡No nos quedemos acá encerrados! Podríamos salir y hacer alguna cosa. Yo conozco al dueño de un museo si quieren ir a pasar la noche ahí, podría llamarlo, pero la cuestión es qué haríamos durante todo el día...

Me serví más ñoquis.

-O no sé, podríamos ir al zoológico...-
Ahí mi hermano se emocionó.
-¡Sí, si, vayamos al zoológico! ¡Porfas, porfas! ¡Hace un montonazo que no vamos al zoológico!
-¡Genial!-contestó mi tía al instante- ¡Entonces en cuanto terminen de comer (después del postre obviamente) agarramos el auto y salimos!¡Ah y tengo que preparar las cosas para la merienda!

Si en este momento notaron que todo lo que escribí esta plagado de signos de exclamación sepan que es porque tanto mi hermano como mi tía tienen un serio problema de hiperactividad y no pueden decir nada sin estar “super-duper” emocionados.

Nos preparamos para salir después de que mi tía preparara nuestra merienda que consistía en: dos docenas de sanguchitos de miga de distintos gustos, tres botellas de jugo de naranja exprimido (sí, lo exprimió en ese momento, mientras mi hermano comía flan), lo que quedaba del flan y diez yogures. Todo eso guardado dentro de una heladerita portátil que parecía asustada de que le pudiera entrar tanta cosa.
Agarramos nuestros abrigos y nuestros paraguas, por las dudas (sí, ¡el día estaba hermoso!) y nos metimos en el auto color rosa chicle. Yo iba adelante en el asiento de acompañante y a mi hermano le tocó atrás, con el loro.

Para llegar al zoológico había que salir del pueblito donde vivía mi tía, agarrar la autopista, pasar un par de peajes... En fin, teníamos nuestras dos horas de viaje. Íbamos escuchando un grupo de música super hippie que solo había sacado un álbum y mi hermano hablaba sin parar asomado por el espacio entre los dos asientos.

Estábamos por llegar al peaje cuando mi tía tomó un desvío que no debía.
-Tía, tenías que seguir derecho por allá- le dije yo.
-No, no, querida, no te preocupes ¡Lo hice totalmente a propósito!-dijo ella- No tiene sentido pagar por el peaje si dando una vueltita de nada nos lo podemos saltear. ¿Vos sabías que, según la constitución tenemos libertad para transitar por el país libremente? ¡La libertad la tenés pero primero tenés que pagar, claro! Pero a mí no me van a agarrar...

Entonces, la vueltita se convirtió en una vuelta, que se volvió otra ruta, que pasó a ser un paraje desconocido, que se transformó en una aventura...



domingo, 3 de mayo de 2015

Soñé que

Viajaba en subte y cuando quería hacer trasbordo bajaba por la escalera equivocaba y llegaba a un subsuelo en donde estaban celebrando un funeral.
Había una procesión que llevaba una cabeza verde de dragón sobre una bandeja. 
Y un equipo de mate que hablaba.

sábado, 2 de mayo de 2015